A decir verdad, durante mucho tiempo vacilamos en lanzar este proyecto conjunto, que tiene años de haber sido concebido. De tiempo en tiempo se nos venían a la cabeza planes sobre una página de textos y ensayos compartidos sobre cultura contemporánea, filosofía, así como nuestros gustos y aversiones. Sin embargo, la página nunca despegaba, en parte porque teníamos visiones demasiado grandiosas, con las que era difícil comprometerse de manera coherente. Quizás deslumbrados inconscientemente por la idea (¡tan inactual!) de los grandes movimientos artísticos, queríamos algo grandioso y revolucionario, grandes consignas, la experiencia de una nueva estética, etcétera. Por ello mismo, al final, escribir se volvía imposible.
Sin embargo, ahora nos damos cuenta de que tal cosa no es necesaria. No es necesario un manifiesto, una gran visión o una línea. Cuando Montaigne creó el género ensayístico, lo describió solamente como un registro de su carácter, aversiones y empatías, ni más ni menos. Quería dar cuenta del hombre que fue. Y en cierto modo, hemos encontrado que también es nuestra necesidad también. Pasa el tiempo, y con él nuestras observaciones sobre los tiempos que vivimos (y que se van) se acumulan. Es hora de dejar un registro.
Como nuestro lector adivinará, los temas de este blog serán múltiples. Comentaremos sobre cine, cultura popular, videojuegos, política, arte, filosofía y literatura, lo que venga a nuestra cabeza. Haremos reseñas cuando lo queramos. Presentaremos a quienes consideramos nuestros maestros o indispensables; atacaremos a los fraudes de ayer y hoy (hay un placer especial en ello); haremos homenaje a nuestras predilecciones y a los «milagros secretos» que sentimos han pasado inadvertidos. Por lo general, no escribiremos a dos manos: urovoros hará una cosa, Alonso la otra, dejando correr libremente nuestros gustos. El mapa está en blanco por ahora. Con el tiempo, quizás, habrá colaboradores invitados, que tampoco estarán sometidos a línea alguna. También habrá polémicas, en el fondo siempre necesarias. Pero el tono será más ensayístico que dogmático, más vivencial que autoritativo, no será una guía a ningún lado, sino un mapa del horizonte. Prometemos perdernos en ese paisaje y hasta equivocarnos, pero nunca intentaremos aburrir ni decir nada por cansancio, compromiso ni rebajar nuestras opiniones para quedar bien.
Los inicios de esta colaboración serán necesariamente lentos. Urovoros planea una nueva etapa; Alonso persigue el sueño de ser antropólogo, de viaje entre América y Europa. Pero con todo, sentimos que no podemos traicionarnos a nosotros mismos y pasar en silencio, porque la necesidad de escribir estas cosas existe. Hemos renunciado, pues, a los sueños juveniles de los grandes manifiestos y sistemas, y entramos al sueño un poco más humilde de la madurez: el del hombre que, un poco como Samuel Johnson, encuentra su justificación en la simple exposición del hecho de haberse vivido a sí mismo.
Pienso con esperanza en aquel hombre que no sabrá que fui sobre la tierra. Bajo el indiferente azul del cielo esta meditación es un consuelo.